La torre de aprendizaje fomenta la autonomía en los niños. Gracias a ella se pone a su disposición cualquier elemento que, de otra forma, no está a su altura. Es muy útil para que los/as peques puedan empezar a cocinar contigo, para enseñarles el aseo personal (lavándose los dientes, las manos…), etc. Gracias a ella, no sólo conseguirán mayor independiencia, sino también destrezas motrices como subir y bajar escalones, concentración, atención, control del espacio y el cuerpo y repetición del ejercicio (pues querrán subir y bajar de ella).
Aconsejaríamos que la torre siempre esté a su disposición, aunque no sea con una utilidad concreta, más que el posibilitar que el niño/a sienta la satisfacción de subir y bajar y repetir un ejercicio tantas veces como quiera. Cuando ya domine esta destreza, empezaremos a moverla a la zona donde queremos que sea utilizada (baño, cocina, etc.).
Las personas adultas debemos liberarnos del miedo de que los/as peques se puedan caer o hacer daño. Si les dejamos movimiento libre tan pronto como les sea posible a ellos/as, nos sorprenderá el cuidado con el que hacen las cosas y el control que tienen de su cuerpo. Y también asumir que caerse, se caerán, no de la torre (pues tiene una barandilla de seguridad) sino en su día a día, pero esto es necesario para su coordinación y aprendizaje. Por esto, la persona adulta siempre tiene que estar presente acompañando y observando, sin interrumpir estos procesos siempre que los/as peques no nos necesiten.
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Y tú, ¿conocías la torre de aprendizaje? ¿La usas? ✨🌈🌱 Te leemos aquí abajo